Mamá, ¡me gustan los cementerios!
Cuando mi madre me veía cargada con cámara y cuaderno de notas dispuesta a marcharme de casa, siempre me preguntaba ¿adónde vas? Solía irme muchas de las veces a pasear por los cementerios, cosa que ella no acababa de entender porque casi siempre me espetaba la misma frase: poco te gustan cuando no pisas ni uno el día de los Santos. No le quito su parte de razón puesto que lo que me gusta de los lugares de reposo eterno es el silencio, la parsimonia con la que suceden las cosas. Fíjense: los gatos saltan más despacio, los pájaros cantan más bajito, las hojas tardan más en alcanzar el suelo. Esto no ocurre ningún 1 de Noviembre porque únicamente pasa cuando cruzas la puerta que separa el mundo de los vivos del de los que ya no están por aquí un día cualquiera del año, poco o nada concurrido.
Les voy a contar un secretillo. ¡La Muerte os sienta tan bien! nació sin mayor pretensión que poner al día el archivo de fotografías tomadas en esos paseos. No había viaje –pequeño o grande– que no contara con la visita a un edificio religioso, otro civil y un cementerio. Las iglesias, los castillos y los palacios cuentan con legiones de fans, en cambio a poca gente le daba por dignificar un hecho tan natural y humano como es la visita de la calaca y les puedo asegurar que, como dice el refrán, de aquí a cien años, todos calvos. 😉
Todavía hoy, a pesar de fantásticas iniciativas como ASCE o Patrimoni Funerari de Catalunya, las necrópolis son lugares difícilmente localizables, salvo contadas excepciones como Père Lachaise en París o La Recoleta en Buenos Aires, o cuando su uso ya no es para nada funerario como sucede con las pirámides de Giza, los palacios ganados a la roca en Petra y los Guerreros de Xi’An (sí, estimado lector, son o al menos fueron en su día tumbas).
Con las manos en la masa fotografiando la tumba Sommaruga Faini en uno de los must del arte funerario, el Cimitero Monumentale de Milán (Italia). |
Mi natural curiosidad se percató de que detrás de aquellas fotografías, muchas de ellas disparadas sin otra razón que captar la belleza formal del lugar, existían relatos dignos de ser contados y lo que era una excusa para ordenar fotos de viajes, se ha convertido en algo parecido a un trabajo, uno de esos que le gustan a una de verdad.
Un último párrafo para decirles que este es un blog que rinde homenaje al vastísimo y en muchas ocasiones olvidado patrimonio funerario que tenemos y, con lo cual, es un sitio de máximo respeto hacia los hombres y mujeres que en él aparecen. Si alguno de ustedes se sintiera ofendido por ver el nombre de algún familiar o persona cercana, sólo tiene que contactar conmigo a través del email o de los comentarios y retiraré la imagen o el texto en cuestión, si procede.
Pueden escribirme a missscalamity(at)yahoo(dot)es o contactarme a través de redes sociales. Estaré encantada de conocer sus historias.